jueves, 4 de septiembre de 2008
Y esto es todo
La vuelta
Nos levantamos nada menos que a las cinco, bajamos a recepción y en unos minutos nos fueron a buscar. De camino al aeropuerto nos esperaba la última aventura del viaje. Cuando ya se veía el aeropuerto... pinchamos una rueda!! El conductor nos dijo que no nos preocupáramos, que en cinco minutos tenía la rueda cambiada. Al final fueron veinticinco minutos en los que hubo que ayudarle, pero como íbamos bien de tiempo llegamos sin problemas al aeropuerto.
Embarcamos puntualmente y nos llevamos la agradable sorpresa de ver que nos habían puesto en la salida de emergencia, lo que significa que tienes espacio de sobra para estirar las piernas. Así se nos hizo más llevadero el primer vuelo de siete horas hasta Doha.
Al llegar, teníamos muy poco tiempo para cambiar al vuelo a Madrid, así que nos dimos prisa y embarcamos puntualmente. De camino, conseguí conectarme con el móvil a una red inalámbrica y pude ver que el Racing había ganado la noche anterior al Osasuna en la última jornada, clasificándose así para la UEFA.
Embarcamos en el vuelo a Madrid y tras otras siete horas, llegamos a nuestro destino. Tristemente, las vacaciones se habían terminado, y al día siguiente tocaba trabajar.
Bangkok
Mientras salíamos del aeropuerto, nos asediaba gente de agencias que decían que nos llevaban al centro por 1000 Baht... lo que era un timo. Nada más salir a la calle, nos encontramos con un puesto de taxis oficiales. Dices a dónde vas, lo apuntan en un papel y se lo das al conductor. Nos dirigimos al taxi, dejamos las mochilas en el maletero y me dispuse a subir al asiento del copiloto... encontrándome con un volante (he de admitir que desconocía que en Tailandia se condujera por la izquierda). Finalmente cada uno ocupó su sitio y nos dirigimos al hotel, al que llegamos después de dar un par de vueltas por las calles adyacentes.
Los dos días y medio que estuvimos en Bangkok los dedicamos a ver los puntos principales de la ciudad, desplazándonos en taxi y tuktuk. Hay que tener cuidado con los taxistas, porque unos cuantos se niegan a usar el taxímetro, intentando pactar precios excesivos. En este caso lo mejor es bajarse y pasar al siguiente.
Como anécdota, cogimos un taxi al palacio real (un destino que suponíamos que todos los taxistas conocen, sobre todo teniendo en cuenta la pasión que profesan hacia la familia real). Pues bien, salimos, activó el taxímetro... y fue por un camino incorrecto. Nos dimos cuenta, sacamos un mapa y vimos por donde íbamos. Como el taxista vio que nos habíamos dado cuenta, dijo que nos cobraba sólo cuarenta Baht (un precio justo) y apagaba el taxímetro. Después de dar varias vueltas, pasando en una de ellas a escasos metros del palacio, y de guiarle nosotros con nuestro mapa, llegamos. Cuando le fuimos a dar los cuarenta Baht, nos dijo que "no money". Pensamos que o bien se sentía avergonzado por haberse perdido, o bien estaba un poco acojonado y pensaba que le íbamos a quemar el coche.
El último día (el 18 de Mayo), Marce tenía su vuelo a las once de la noche, así que nos despedimos y se fue al aeropuerto en un taxi que cogimos en el hotel por 500 Baht (después de regatear). Aprovechando el regateo, pedimos otro para nosotros para la mañana siguiente.
Tras la marcha de Marce, Miguel y yo dimos una última vuelta por Khao San, cenamos, tomamos algo y nos fuimos a dormir un poco deprimidos porque llegaba el final de las vacaciones.
miércoles, 3 de septiembre de 2008
Tam Coc y de nuevo en Hanoi
A las 8:15 salimos de excursión a Tam Coc, a conocer lo que llaman "La Bahía de Halong de los arrozales". El viaje resulta infernal, en un minibús de unas treinta plazas con calor y dando botes todo el camino. Tardamos algo más de dos horas entre que vamos recogiendo a más gente por Hanoi y llegamos al destino. Lo primero que vemos es una pagoda sin mucho interés (supongo que el objetivo de esta visita es sólo rellenar el viaje), y después vamos a Tam Coc, a veinticinco kilómetros. Nada más llegar, comemos en un restaurante en el que hay un buffet (poca calidad pero por lo menos la comida es abundante), donde sólo pagamos las bebidas, ya que las comidas están incluidas con la excursión.
Tras la comida, nos dirigimos al embarcadero y vamos subiendo en las barcas. Como sólo pueden ir dos personas en cada una, vamos en una Miguel y yo y a Marce le juntan con una chica alemana bastante "fuertecita" que venía en el autobús cargada con una buena mochila, paraguas e incluso un forro polar. En cada barca hay un remero principal, una señora que rema a veces y una caja metálica que tiene pinta de pesar bastante.
El viaje de ida dura unos tres cuartos de hora, durante los que atravesamos tres cuevas. Al final de la tercera se ven muchas barcas con vendedores, por lo que podemos adivinar que es el final del viaje de ida y el principio del episodio surrealista que relatan en la guía Lonely Planet. La señora de nuestra barca nos dice que está cansada, que son seis kilómetros de camino. Acto seguido, aparece una barca con un par de vendedores que nos quieren vender recuerdos y cosas varias. Como pasamos bastante del asunto, señalan a nuestra remera y nos dicen que compremos una bebida para la señora, que está muy cansada porque ha estado remando seis kilómetros. Pasamos igualmente, así que emprendemos el viaje de vuelta. Hacia la mitad del camino, la señora deja de remar y se quita los guantes y el pañuelo con el que se cubría la cara. Abre la caja misteriosa y nos empieza a enseñar tapices y porquerías varias. Como ve que pasamos del asunto, vuelve a los remos. Al poco tiempo, nos cruzamos con otra barca que está en el camino de ida, paramos, y hacemos un cambio: La señora y la caja se van a la otra barca y nosotros nos quedamos con otro remero. Así, llegamos al punto inicial del viaje, nos piden propina, por enésima vez decimos que no y nos bajamos a esperar a Marce.
Tarda en llegar unos quince minutos, ya que su compañera ha estado comprando de todo, incluso la bebida para la señora, que por supuesto, se guardó sin beber. Según la Lonely Planet, se la revende al vendedor.Cuando llegamos todos, volvimos al autobús infernal en el que tras muchos botes, frenazos y pitidos, llegamos a Hanoi sobre las seis de la tarde.
Tras descansar un poco en el hotel, vamos a tomar unas bia hoi. Mientras estamos tranquilamente sentados, suena una sirena y la dueña del local nos dice que nos levantemos todos, mientras recoge todas las mesas y sillas que hay en la calle. Pasan unos policías con cara de ir perdonando vidas, y medio minuto después, vuelven a colocar todo en su sitio y nos volvemos a sentar.Después de dar una vuelta, cenamos y nos acostamos.
15-05-2008
Nos levantamos a las 7 y vamos a ver el mausoleo de Ho Chi Minh (o el tío Ho, que le llaman allí). Hay que pasar por unos cuantos controles de seguridad, dejar en la entrada las cámaras de fotos en una consigna, hacer cola (que va bastante rápido), para ver un cadáver, o una estatua de cera según las malas lenguas (la verdad es que parece más lo segundo que lo primero). Con nosotros entraron unos grupos de escolares de unos seis años que al pasar junto al elemento en cuestión ni miraban... los pobres no sabían ni lo que era eso. A la salida, pasamos por otra consigna donde recogemos las cámaras y móviles que habíamos dejado en la entrada.
Tras el mausoleo, vamos al museo de Ho Chi Minh (sólo tiene fotos y poco más), al templo de la literatura y la pagoda del pilar único.
Volvemos andando hacia el centro y paramos a medio camino a tomar algo y a comer. La tarde la dedicamos a comprar algunos pequeños regalos de recuerdo para la familia... descubriendo que Hanoi es mal sitio para esto, ya que hay poco material y de poca calidad.
Cuando volvemos al hotel, pagamos la cuenta y dejamos pedido un taxi para la mañana siguiente a las 6, ya que nuestro vuelo hacia Bangkok sale a las 9 de la mañana.
Volvemos a tomar unas cervezas al sitio del día anterior, y vuelve a pasar la policía... probablemente pase todos los días.
16-05-2008
Nos levantamos a las 5:20, recogemos todo y, antes de irnos, juntamos las tres camas a modo de "cama triple"... para bromistas nosotros.
Preguntamos en recepción por el taxi y nos dicen que lo habían apuntado para las seis de la tarde, así que nos dicen que llaman a otro y mientras tanto podemos desayunar. La chica de recepción le dice a uno que pasaba por allí que nos haga el desayuno, y tras discutir un poco con ella, accede a regañadientes.
Salimos sobre las 6:30 y llegamos en 45 minutos al aeropuerto. Facturamos, pasamos el control de seguridad... y vemos que no hay ningún sitio donde cambiar los dongs que nos quedan (casi un millón). Pregunto a la dependienta de una tienda y me dice que nos lo puede cambiar ella, pero con 5$ de comisión y a razón de 17000 dongs, un dólar. Aceptamos, porque no nos queda otra y embarcamos puntualmente en nuestro vuelo de Air Asia a Bangkok, poniendo fin a nuestra estancia en este bonito país lleno de estafadores, vagos y maleantes.
domingo, 10 de agosto de 2008
Bahía de Halong
Nos levantamos a las 6:30 y desayunamos en el hotel (el desayuno estaba incluido). Hablamos con el personal del hotel para dejar las mochilas grandes allí mientras estemos en la Bahía, y nos vamos con las pequeñas. A las 8:15 nos pasan a recoger, y seguimos recogiendo a más gente.
Después de tres horas y media dando botes y pitidos, llegamos a la Bahía de Halong. Esperamos un rato y embarcamos en un barco con ocho habitaciones. Éramos quince viajeros, más la tripulación. En el reparto de habitaciones me toca compartir con un canadiense de origen vietnamita. Como compañeros de viaje tenemos: tres canadienses, una pareja de australianos, otra de israelíes, dos de ingleses y un australiano solitario.
Comemos en el barco (donde si no). No es ninguna maravilla, pero quita el hambre. Las bebidas no están incluidas y son bastante caras: 2.5$ la cerveza y 3$ la botella grande de agua.
Por la tarde paramos a ver unas cuevas muy grandes que están bastante bien, en las que hay que subir y bajar unos tramos de escaleras bastante curiosos.
Continuamos y paramos poco después en una isla. Nos dan dos opciones: quedarnos en la playa o subir hasta la cima por escaleras para ver una pagoda. Creo que no hace falta ni decir lo que decidimos casi todos. Después de una hora en la playa, volvimos a embarcar y echamos el ancla muy cerca para ver anochecer y quedarnos allí hasta la mañana siguiente. Cenamos (lo mismo que nos pusieron a la hora de comer), tomamos unas cervezas y nos acostamos.
12-05-2008
A las 8 de la mañana nos juntamos todos en el comedor del barco para desayunar. Después, tomamos rumbo a una isla en la que hacemos un paseo en bicicleta. En principio es un paseo de una hora, pero resulta ser de quince minutos de ida, media hora de descanso y otros quince minutos de vuelta. Las bicicletas están en un estado un poco penoso: los cambios no funcionan y en cuanto haces un poco de esfuerzo la cadena hace amagos de salirse, pero por lo menos es de mi talla. Después de este paseo, volvemos al barco, comemos y seguimos navegando hasta llegar a una casa flotante. Bajamos en esta casa y nos subimos en unos kayak que nos tenían preparados para hacer un recorrido bastante bonito de hora y media.
De vuelta en el barco, paramos en la isla de los monos (Monkey Island!!!) para darnos un baño, y finalmente llegamos a la isla de Cat Ba a media tarde. Nos llevan a nuestro hotel, que está bastante bien, y nos registramos. Decidimos ir a dar una vuelta y tomar algo antes de cenar. A las 19 cenamos todos juntos en el comedor del hotel y después salimos casi todo el grupo a tomar algo a un sitio recomendado por el guía. Sobre las 2 de la madrugada, después de varias cervezas y de dar unas clases de futbolín a unos australianos desafiantes, nos fuimos a la cama.
13-05-2008
Salíamos a las 8, así que nos levantamos a las 6:30, nos duchamos y nos fuimos al comedor a desayunar. No había nadie de nuestro grupo, la noche les había sentado muy mal. El desayuno estaba bien, era un buffet bastante decente. A las 8 salimos casi todos (la pareja de australianos se quedaban una noche más en Cat Ba) hacia el embarcadero, donde embarcamos y nos emprendimos el viaje de vuelta. Cuando llevábamos aproximadamente una hora, cambiamos de barco. Este segundo barco iba mucho más despacio.
Supusimos que tendría algún problema, ya que además de ir despacio, llegamos una hora tarde al destino.
Cuando llegamos al puerto, nos recogieron en un bus y nos llevaron a comer a un restaurante cercano. Después de comer, emprendimos la larga vuelta hacia Hanoi... tres horas dando botes en un minibús. Pasadas las cinco de la tarde llegamos a Hanoi y nos fueron dejando en los hoteles. Cuando llegamos al nuestro, recogimos los equipajes que habíamos dejado y volvimos a la misma habitación, donde nos habían puesto dos de las camas juntas. Supusimos que sería una broma, así que las separamos y pensamos que ya llegaría nuestro turno de ser los bromistas...
Salimos a dar una vuelta y cenar, y nos acostamos pronto, porque al día siguiente nos tocaba otra vez excursión.
domingo, 20 de julio de 2008
Hanoi
10-05-2008
Tras recoger los equipajes, nos está esperando alguien con un letrero con mi nombre y el nombre del hotel que habíamos reservado. El viaje duró cerca de tres cuartos de hora, y a medio camino paramos a echar gasolina (siempre van con el combustible justo, así que es bastante común parar a repostar).
Cuando llegamos a Hanoi, la primera impresión fue de una ciudad muy caótica y sucia (y eso que ya veníamos del sur y de Camboya). Entramos en el alojamiento (Hanoi guesthouse) y, mientras nos preparaban la habitación, miramos el correo en los ordenadores que tenían en la entrada. Cuando nos dijeron que la habitación estaba lista subimos y vimos que tenía una cama doble y una individual. Le dijimos al elemento de la recepción que ahí no nos quedábamos. O nos lo arreglaba o nos íbamos. Sorprendico por nuestra actitud, hizo una llamada telefónica y nos dijo que en un momento venian a solucionarlo.
En unos minutos apareció una mujer que nos dijo que teníamos una habitación en un hotel en la misma calle, que por lo visto era del mismo dueño. Esta vez la habitación sí que tenía tres camas. Cuando volvimos a recepción, la señora nos comentó que los europeos éramos muy raros, que en Vietnam era muy común que dos o más hombres compartieran cama. Me quedé con las ganas de decirle que en el mundo civilizado eso no se lleva.
Con la misma señora de la recepción organizamos los seis días que íbamos a estar en Hanoi. Decidimos que al día siguiente iríamos a la Bahía de Halong durante tres días, pasando una noche en el barco y otra en la isla de Cat Ba. Después, pasaríamos una noche en Hanoi y haríamos una excursión de día completo a Tam Coc, y finalmente, un día entero en Hanoi.En el barco teníamos dos opciones: pagar un suplemento por una habitación individual o compartir. Elegimos compartir, y decidí ser yo quien lo iba a hacer.
La excursión por la Bahía de Halong nos costó 85$ por cabeza, la de Tam coc 18$, y el alojamiento en Hanoi, 18 por habitación y noche.
El resto del día lo pasamos explorando la ciudad. Estuvimos por la zona cercana al centro, dejando para el último día las zonas más alejadas.
A las seis de la tarde (bueno, ya de la noche), después de haber hecho un buen recorrido por el barrio antíguo, decidimos ir a tomar unas cervezas al "cruce de las bia hoi). Se trata de un cruce en el que hay tres bares en el que sirven bia hoi, que no es otra cosa que cerveza de barril. No tiene casi sabor, pero por lo menos refresca y es barata (4000 dong por vaso). Te sientas prácticamente en medio de la calle, en unas sillas muy pequeñas de plástico (casi de juguete) y allí te tomas tu cerveza.Cenamos, tomamos otra cerveza en un bar más normal y nos acostamos.
miércoles, 16 de julio de 2008
Hue
Una vez en Hue, donde nos dejaba el autobús, además de muchos pesados intentando convencer a la gente para ir a uno u otro hotel, había uno con un letrero con mi nombre, que nos llevó en coche al hotel.
La DMZ es la zona que separaba Vietnam del Norte y Vietnam del Sur. Allí se pueden ver muchos recuerdos de la guerra en forma de exposiciones y museos, y todo tipo de armamento, desde tanques a bombas y minas (muchas de ellas todavía ocultas y sin explotar).
09-05-2008
Desayunamos en el hotel, teníamos un buffet decente para lo que estábamos acostumbrados en Vietnam. Antes de salir, reservamos a través de Hostelworld el alojamiento en Hanoi para el día siguiente. Este alojamiento (Hanoi guesthouse) nos lo había recomendado Brody, el australiano que conocimos en Hoi An. Les mandé un correo solicitando que nos recogieran en el aeropuerto, y que la habitación tuviera tres camas separadas.
10-05-2008
A las 6:20 nos pasaron a recoger en un minibús. Hicimos alguna parada más para recoger a más gente, y a las 6:50 ya estábamos en el aeropuerto. El vuelo salió puntualmente a las 8, y a las 8:50 aterrizamos en Hanoi, que nos recibió con una agradable temperatura de 22 grados y una no tan agradable lluvia.
domingo, 29 de junio de 2008
Hoi An
05-05-2008
Cuando llegamos a Danang, estando todavía en el autobús que nos llevaría a la terminal, se nos acercó una chica y nos preguntó a dónde íbamos. Le dijimos que a Hoi An. Como ella también iba allí, propuso que compartiéramos taxi. Así fue como conocimos a Catherine, una australiana que había decidido irse una semana de vacaciones a Vietnam.
Mientras esperábamos para recoger las maletas se nos unió otro australiano (Brody), así que cogimos un taxi grande y fuimos a Hoi An. Cuando llegamos, fuimos en busca de hotel y encontramos uno con buena pinta. No tenían habitaciones triples, pero como las dobles costaban 12 dólares, cogimos dos. Catherine tenía reserva en otro hotel, y Brody se quería ir a la zona de la playa, así que nos despedimos y quedamos en vernos a las siete y media en nuestro hotel para cenar juntos.
Dejamos las cosas en nuestra habitación y fuimos a registrarnos en el hotel. El dueño nos comentó donde estaba la playa, como llegar (alquilando una bicicleta), y algunas cosas más sobre Hoi An. Nos recomendó dos sastrerías por si queríamos hacernos unos trajes.Comimos en el hotel y fuimos a una de las tiendas a ver si nos hacíamos un traje. Lo primero de todo, escoges la tela. Después, te toman las medidas y por último se habla de dinero. Como éramos turistas, había que timarnos, así que nos pedían nada menos que doscientos dólares. Nos fuimos sin dar oportunidad a negociar.
Fuimos a dar una vuelta por el centro. cuando estábamos en un puente sobre el río, vino una señora y nos ofreció dar un paseo en barca de una hora por tres dólares (uno por cabeza). Como no teníamos nada importante que hacer, fuimos. Tras acceder a la barca por una especie de embarcadero bastante precario (unos cuantos palos atados, de forma que andabas por uno mientras te agarrabas a otro), nos dieron un paseo por los alrededores, volviendo al punto de inicio. Cuando nos bajamos, nos pidieron el doble de lo acordado (qué simpatía la de los vietnamitas). Evidentemente les dimos los tres dólares sin decir nada, y ni se quejaron.
Como hacía demasiado calor, volvimos al hotel y nos dimos un largo baño el la piscina. Hablé con el recepcionista/dueño del hotel para que nos informara sobre los vuelos de Hue a Hanoi y el desplazamiento a Hue. Compramos el vuelo por 55 dólares cada uno, y el bus a Hue por cuatro dólares. Para el viaje en bus teníamos dos alternativas: a las 8 de la mañana y a las 2 de la tarde. El de la mañana tardaba cinco horas y el de la tarde sólo tres, así que nos decantamos por el de la tarde. cuando ya anochecía fuimos a la otra tienda que nos habían recomendado y encargamos los trajes, esta vez por un precio fijo de 80 dólares.
A las 19:30 nos reunimos con Catherine y Brody y fuimos a cenar y tomar unas cervezas, tras las que decidimos que era hora de ir a la cama.
06-05-2008
Mientras desayunábamos en el hotel, apareció Catherine. Nos venía a buscar para ir a la playa. Como acabábamos de empezar con el desayuno, se fue a dar una vuelta y quedamos media hora después. Cuando terminamos, fuimos al lado del hotel a alquilar unas bicicletas. Nos pidieron un dólar por cada una, pero dijimos que el precio era de 10000 dongs y que no íbamos a pagar más, a lo que no pusieron ningún problema.Cuando volvió Catherine subimos a las bicicletas y fuimos hacia la playa, situada a cuatro kilómetros, es decir, unos veinte minutos a velocidad de paseo. Cuando llegamos, nos asediaron unas cuantas vendedoras de todo tipo de cosas (comida, bebida, cremas solares...) con las frase de siempre: "You buy something". Ya que siempre dicen lo mismo, por lo menos podrían decirlo bien. Después de decirles varias veces que no, se despidieron con un "maybe later", y nos fuimos al agua. Estuvimos bañándonos un buen rato y sentados en la orilla otro rato, hasta que decidimos volver a por nuestras cosas y volver a la ciudad.
Como era de esperar, nos estaban esperando las vendedoras. Volvimos a decir que no, y con cara de enfado una de ellas dijo: "Me dijiste que más tarde me comprabas algo!!". A lo que respondí "Lo dijiste tú, y dijiste que quizá".Volvimos a por las bicicletas y nos despedimos de Catherine, quedando en volver a vernos a las 19:30 para cenar. Cuando llegamos al hotel, nos dimos cuenta de que estábamos bastante quemados por el sol, nos habíamos echado poca crema protectora. Comimos por la zona del río y dimos una vuelta por el centro, donde nos encontramos con algún elemento bastante pintoresco.
Estuvimos por el centro hasta las cuatro de la tarde, hora en que habíamos quedado en ir a probarnos los trajes. A mi me quedaba pequeño el pantalón, así que me dijeron que volviera tres horas más tarde para volver a probar. Como no teníamos muchas ganas dar paseos bajo el sol, volvimos al hotel, a ponernos a remojo en la piscina.Después de la piscina, nos duchamos y dimos otra vuelta por el pueblo, hasta que llegó la hora de volver a probarme el traje. Mientras íbamos a la tienda, nos encontramos con Brody y le dijimos que habíamos quedado para cenar. Esta vez el traje estaba bien, así que lo dejé en el hotel y fuimos a tomar algo hasta que llegaron Catherine y Brody para ir a cenar.
Catherine nos dijo que otros australianos le habían recomendado un restaurante, así que fuimos. Allí nos encontramos con ellos y estuvimos hablando un rato. Nos dieron su dirección y teléfono, y nos dijeron que tenemos que ir a Australia, que estamos invitados a su casa. Por lo visto tienen una casa bastante grande y acogen gratuitamente a muchos viajeros.
Cenamos y, después de unas cuantas cervezas, nos despedimos y nos fuimos a dormir.
07-05-2008
Desayunamos en el hotel y nos dimos una vuelta por el pueblo. Antes de comer, volvimos al hotel y les dijimos que nos buscaran hotel en Hue. Nos enseñaron uno que tenía buena pinta y nos dijeron que eran 32 dólares por noche y habitación triple, así que les dijimos que reservaran. Llamaron por teléfono e hicieron la reserva, y a nosotros nos hicieron una factura. Nos pidieron 21 dólares por adelantado, a lo que respondimos que como ya habíamos tenido malas experiencias, no pagábamos nada por adelantado. Nos intentaron convencer, pero cuando les dijimos que podían cancelar la reserva, se resolvió el problema.A las 14 salimos puntualmente hacia Hue, donde llegamos a las 17:20 tras una parada de veinte minutos para descansar.
viernes, 13 de junio de 2008
De vuelta a Saigón
A las 8:30 nos esperaba Chai con su Tuk tuk para llevarnos al aeropuerto. Es una forma original de llegar. El aeropuerto está bastante cerca de la ciudad, así que no tardamos mucho. Nada más llegar, cambiamos los pocos Riels que nos quedaban, facturamos y pagamos las tasas de salida de Camboya (25 dólares). Tuvimos que esperar poco tiempo para embarcar en el avión de hélices que nos llevaría de vuelta a Saigón en hora y cuarto.
Al llegar, volvimos a pasar los mismos controles de inmigración que unos días atrás, los mismos controles de seguridad, pero esta vez no me dejé el pasaporte en ningún sitio. Cuando salimos, fuimos a coger un taxi, así que tocaba discutir otra vez. Nos pedían cantidades enormes, así que le dijimos a uno que no le dábamos más que 110000 dongs y nos acabó llevando. Volvimos al mismo alojamiento de días antes, donde habíamos dejado pagada la habitación y habíamos puesto dos condiciones: Tres camas separadas y primer o segundo piso.
Cuando llegamos, nos dicen que tienen para nosotros una habitación de dos camas, o la misma de la otra vez, en la cuarta planta. En ese momento hubo que ponerse serios y pedir que nos devolvieran el dinero. Ante esto, nos dijeron que podían cambiar una cama de habitación para tener tres. Una vez más, si no te pones serio se intentan reir de ti.
Pasamos el resto del día vagando por la ciudad, ya que habíamos visitado los puntos principales el primer día.
Por la noche estuvimos tomando unas cervezas en un sitio donde además de las cervezas de botella, servían cerveza de barril en un formato curioso: una garrafa de plástico de un litro por 10000 dongs (0.40 euros). Pedimos una y no es que tuviera muy buen sabor... tenía un regusto final bastante raro. Pero bueno, al fin y al cabo nos lo bebimos todo, así que no estaría tan mala.
05-05-2008
Volvimos por enésima vez al aeropuerto de Saigón, esta vez para coger un vuelo hacia Danang, en la zona centro de Vietnam. Los billetes los compré desde España con la compañía Pacific Airlines, y nos costaron 25 euros por cabeza. De camino me acordé de que era el trigésimo quinto cumpleaños de Miguel, así que le felicitamos. Cuando embarcamos en el avión, vimos con sorpresa que nos habían dado asientos de salida de emergencia, que son bastante más amplios que los normales. Curiosamente, todos los que estábamos en estos asientos éramos occidentales.
La explicación más probable a esto es que las personas que ocupan estos asientos deben ser capaces de leer y entender unas instrucciones de emergencia... y allí van un poco cortos de entendimiento. También hay que ser capaz de abrir la puerta del avión y lanzarla y, teniendo en cuenta que pesa veinte quilos, es posible que no haya más de una docena de vietnamitas capaces de tal proeza.
miércoles, 11 de junio de 2008
Siem Reap y los templos de Angkor
A las 8 nos esperaba Chai, nuestro conductor, con su tuk tuk a la puerta del hotel. Salimos hacia los templos de Angkor, pasando primero por la taquilla. La entrada de un día cuesta 20 dólares, y el pase de tres días, 40. Como íbamos a estar dos días, compramos el pase de tres y así nos ahorrábamos pasar por la taquilla el segundo día. En la misma taquilla te hacen una foto y la imprimen en el pase.
El primer templo que visitamos fue Angkor Vat. Estuvimos cerca de dos horas recorriendo el templo pertrechados con nuestras camisetas y pantalones largos, y una buena dosis de repelente de mosquitos. Una vez más, erámos practicamente los únicos en ir tan tapados. Cuando decidimos que ya teníamos bastante, volvimos a la entrada donde nos esperaba chai, y nos llevó a la ciudad de Angkor Thom. Allí empezamos por el templo de Bayon, y seguimos por Baphuon, Phimeanakas y la terraza de los elefantes. Después de esto, fuimos a comer. Cuando llegamos a la zona de los restaurantes (más bien chiringuitos), salía gente de ellos con la carta en la mano, diciéndonos que fuésemos a comer a su restaurante. Cogimos una carta y vimos que los precios estaban entre tres y cuatro dólares por plato. Sin llegar a decir nada, la señora nos vio pensativos y nos dijo directamente que nos dejaba los platos a dos dólares, así que fuimos a su restaurante.
Después de comer, nos dirigimos hacia el punto donde habíamos quedado con Chai. Por el camino nos asediaron niñas intentando vendernos cosas. Seguían casi todas un procedimiento curioso: jugar a las capitales. Te preguntaban por capitales de países, y si no acertabas te decían que tenías que comprar. Lo que pasa es que siempre preguntaban las mismas: Madagascar, Brunei y Australia... y encima yo las sabía, así que no hicieron mucho negocio. Por cierto, son Antananarivo, Bandar Seri Begawan y Canberra.
Una vez reencontrados con Chai, fuimos a ver algún templo más, entre los que se encontraba Ta Prohm, el templo de los árboles. Durante mucho tiempo los árboles han ido "ocupando" el templo, formando ya la parte más importante del espectáculo.
Angkor Vat:
Bayon:
Ta prohm:
Cerca de las cuatro de la tarde decidimos que ya habíamos sudado lo suficiente, así que volvimos al hotel a ponernos un rato a remojo en la piscina.
Por la noche fuimos a que nos dieran un masaje jemer, que no es otra cosa que una forma de tortura por la que pagas. Por lo menos pagas poco, cinco dólares por cabeza. Tras esto, pues lo de siempre, cena y cervezas.
"Por favor, respeta a nuestros niños. Un niño es alguien por debajo de 18 años. No dañes o abuses de nuestros niños."
sábado, 7 de junio de 2008
Un par de vídeos
La vista desde nuestra habitación en Phnom Penh.
miércoles, 4 de junio de 2008
De Phnom Penh a Siem Reap
El trayecto duró seis horas que incluyeron dos paradas de unos veinte minutos. En la segunda parada, cuando todavía quedaba hora y media para llegar a Siem Reap, nos abordó un personaje que decía que nos llevaba gratis a un hotel de Siem Reap. Evidentemente pasamos de él. En ambas paradas refrigeraban el motor echándole agua a mano.
Por el camino pudimos disfrutar de las carreteras camboyanas y de la forma de conducir asiática (pitando continuamente y adelantando por cualquier sitio, da igual que la línea sea continua, discontinua o inexistente, rectas, curvas o cambios de rasante). Nos encontramos con todo tipo de vehículos y cruzamos poblaciones por las que los animales campaban a sus anchas.
A las 13:30 llegamos puntualmente a Siem Reap y, mientras luchábamos para recuperar nuestras mochilas, luchamos también con las decenas de conductores de tuk tuk que nos asediaban para llevarnos a uno u otro hotel. Finalmente, ya con las mochilas en nuestro poder, nos dejamos llevar a buscar hotel por uno de ellos. El trato era que nos llevaría a varios hoteles hasta que nos gustara uno. El precio, un dólar. Después de dos hoteles en los que no tenían habitaciones triples con tres camas separadas, llegamos a uno que si, así que nos quedamos. El precio, 25 dólares por habitación. Dejamos las cosas en la habitación y hablamos con nuestro conductor para que nos llevara los dos días siguientes a los templos de Angkor. Nos propuso hacer el primer día un circuito por los templos centrales y el segundo ir a los lejanos. El precio, 45 dólares. Aceptamos y quedamos en que nos iría a buscar por la mañana.
Comimos en el restaurante del hotel y salimos a dar una vuelta. Como hacía demasiado calor y la ciudad no tiene gran cosa, decidimos volver al hotel y relajarnos en la piscina.
Al final de la tarde, salimos a tomar unas cervezas y cenar.
martes, 3 de junio de 2008
Phnom Penh
lunes, 26 de mayo de 2008
Delta del Mekong
Empezaba la excursión por el delta del Mekong. Teníamos que estar en la oficina de la agencia a las 7:45, así que nos levantamos a las 6:15. Como el delta del Mekong es zona de malaria, nos vestimos con pantalones largos y camisetas de manga larga, para evitar en la medida de lo posible las picaduras de los mosquitos. Recogimos todo, desayunamos, tomamos la pastilla de Malarone (ya habíamos tomado la primera el día anterior) y salimos. En la agencia había un pequeño caos porque salían varias excursiones distintas a la vez, cada una con su autobús. Salimos a las 8:15.
Después de un largo viaje, cambiamos a un barco en el que estuvimos cerca de hora y media, con paradas para ver un mercado flotante (las tiendas son barcos, y en cada barco se vende un tipo de mercancía) y un sitio donde hacían papel de arroz y dulces varios con arroz y coco. Después de esto, volvimos al barco y nos llevaron a comer.
Tras la comida, otra vez al barco, y después, vuelta al autobús. Tuvimos un recorrido largo en bus (unas cuatro horas), con una parada para atravesar en ferry un pequeño tramo del delta.
Finalmente llegamos sobre las 18:30 a nuestro destino (Can Tho), y fuimos al hotel. El guía nos recomendó un sitio para cenar, al que fuimos casi todos. No es que fuera ninguna maravilla, así que supongo que el guía se llevaría una buena comisión.
Por cierto, de unas veinticinco personas que seríamos en la excursión, sólo había tres con manga larga, los tres españoles. Igualmente no vimos a nadie más tomar pastillas en el desayuno.
Como no había nada que hacer en Can Tho, dimos una pequeña vuelta y antes de las 22 estábamos en la cama.
29-04-2008
Sonó el despertador a las 6. Habíamos quedado en estar abajo para desayunar a las 6:40, para salir a las 7. No pasamos una noche muy buena, ya que el aire acondicionado hacía mucho ruido y los colchones estaban hechos una pena. Por no hablar de la ducha, que casi no echaba agua (estábamos en un tercer piso, igual es que no llegaba hasta tan alto). Curiosamente, segun las guías era unos de los mejores hoteles de Can Tho.
A las 7 cargaron todas las mochilas en dos cyclos y las llevaron al embarcadero. Nosotros fuimos andando y llegamos al mismo tiempo.
Subimos al barco y visitamos una granja de pescado, donde el mayor interés es el espectáculo que montan al alimentar a los peces, ya que están tan apelotonados que al luchar por la comida casi se sacan unos a otros del agua.
Después de esto, fuimos a ver a la minoría étnica Chang.
Sobre las 8:30, volvimos al barco y tomamos rumbo a la frontera con Camboya, donde llegamos en tres horas. Antes de llegar, nuestra guía recogió los pasaportes y 22 dólares por cabeza para el visado. También pedían una foto, pero si no la tenías a mano te hacían el visado igualmente. La guía se ofreció amablemente a cambiarnos moneda camboyana. Cambiamos 100 dólares a 3800 riels por dólar. Más tarde veríamos que nos habían timado, ya que el cambio habitual es a 4000.
Comimos en un restaurante en la frontera y cruzamos. Tras los trámites, volvimos al barco y salimos sobre las 13:30. Durante este trayecto de tres horas estuve hablando con unos cuantos compañeros de viaje y la mayoría está en viajes de larga duración. Cabe destacar la conversación con un inglés de unos sesenta años afincado en francia. Decía que hablaba español "como una vaca francesa". Por lo que me contó, en francia cuando alguien habla mal francés, se dice que habla "como una vaca española". Ha estado varios meses en India, Indonesia y Vietnam, y ahora planea estar un mes en Camboya, otro en Laos, tres en China y volver hasta Moscú en tren.
Llegamos a las 16:30, desembarcamos y subimos al autobús que nos llevará hasta Phnom Penh en hora y media. Cuando llegamos a la capital camboyana, en lugar de dejarnos en la oficina del Capitol como decían, nos dejan en otro sitio. Como teníamos reserva en el Capitol, cogemos un tuktuk. Justo cuando subimos se pone a diluviar.
Después de dejar las cosas en la habitación, bajamos a la oficina y reservamos el tour de la ciudad para el día siguiente y el autobús a Siem Reap para dos días después.
Cenamos en el restaurante del hostal, dimos una pequeña vuelta y nos fuimos pronto a la habitación, donde nos informamos con las guias sobre lo que íbamos a ver al día siguiente y nos acostamos.