domingo, 29 de junio de 2008

Hoi An

05-05-2008

Cuando llegamos a Danang, estando todavía en el autobús que nos llevaría a la terminal, se nos acercó una chica y nos preguntó a dónde íbamos. Le dijimos que a Hoi An. Como ella también iba allí, propuso que compartiéramos taxi. Así fue como conocimos a Catherine, una australiana que había decidido irse una semana de vacaciones a Vietnam.
Mientras esperábamos para recoger las maletas se nos unió otro australiano (Brody), así que cogimos un taxi grande y fuimos a Hoi An. Cuando llegamos, fuimos en busca de hotel y encontramos uno con buena pinta. No tenían habitaciones triples, pero como las dobles costaban 12 dólares, cogimos dos. Catherine tenía reserva en otro hotel, y Brody se quería ir a la zona de la playa, así que nos despedimos y quedamos en vernos a las siete y media en nuestro hotel para cenar juntos.

Dejamos las cosas en nuestra habitación y fuimos a registrarnos en el hotel. El dueño nos comentó donde estaba la playa, como llegar (alquilando una bicicleta), y algunas cosas más sobre Hoi An. Nos recomendó dos sastrerías por si queríamos hacernos unos trajes.Comimos en el hotel y fuimos a una de las tiendas a ver si nos hacíamos un traje. Lo primero de todo, escoges la tela. Después, te toman las medidas y por último se habla de dinero. Como éramos turistas, había que timarnos, así que nos pedían nada menos que doscientos dólares. Nos fuimos sin dar oportunidad a negociar.
Fuimos a dar una vuelta por el centro. cuando estábamos en un puente sobre el río, vino una señora y nos ofreció dar un paseo en barca de una hora por tres dólares (uno por cabeza). Como no teníamos nada importante que hacer, fuimos. Tras acceder a la barca por una especie de embarcadero bastante precario (unos cuantos palos atados, de forma que andabas por uno mientras te agarrabas a otro), nos dieron un paseo por los alrededores, volviendo al punto de inicio. Cuando nos bajamos, nos pidieron el doble de lo acordado (qué simpatía la de los vietnamitas). Evidentemente les dimos los tres dólares sin decir nada, y ni se quejaron.

Como hacía demasiado calor, volvimos al hotel y nos dimos un largo baño el la piscina. Hablé con el recepcionista/dueño del hotel para que nos informara sobre los vuelos de Hue a Hanoi y el desplazamiento a Hue. Compramos el vuelo por 55 dólares cada uno, y el bus a Hue por cuatro dólares. Para el viaje en bus teníamos dos alternativas: a las 8 de la mañana y a las 2 de la tarde. El de la mañana tardaba cinco horas y el de la tarde sólo tres, así que nos decantamos por el de la tarde. cuando ya anochecía fuimos a la otra tienda que nos habían recomendado y encargamos los trajes, esta vez por un precio fijo de 80 dólares.
A las 19:30 nos reunimos con Catherine y Brody y fuimos a cenar y tomar unas cervezas, tras las que decidimos que era hora de ir a la cama.


06-05-2008

Mientras desayunábamos en el hotel, apareció Catherine. Nos venía a buscar para ir a la playa. Como acabábamos de empezar con el desayuno, se fue a dar una vuelta y quedamos media hora después. Cuando terminamos, fuimos al lado del hotel a alquilar unas bicicletas. Nos pidieron un dólar por cada una, pero dijimos que el precio era de 10000 dongs y que no íbamos a pagar más, a lo que no pusieron ningún problema.Cuando volvió Catherine subimos a las bicicletas y fuimos hacia la playa, situada a cuatro kilómetros, es decir, unos veinte minutos a velocidad de paseo. Cuando llegamos, nos asediaron unas cuantas vendedoras de todo tipo de cosas (comida, bebida, cremas solares...) con las frase de siempre: "You buy something". Ya que siempre dicen lo mismo, por lo menos podrían decirlo bien. Después de decirles varias veces que no, se despidieron con un "maybe later", y nos fuimos al agua. Estuvimos bañándonos un buen rato y sentados en la orilla otro rato, hasta que decidimos volver a por nuestras cosas y volver a la ciudad.

Como era de esperar, nos estaban esperando las vendedoras. Volvimos a decir que no, y con cara de enfado una de ellas dijo: "Me dijiste que más tarde me comprabas algo!!". A lo que respondí "Lo dijiste tú, y dijiste que quizá".Volvimos a por las bicicletas y nos despedimos de Catherine, quedando en volver a vernos a las 19:30 para cenar. Cuando llegamos al hotel, nos dimos cuenta de que estábamos bastante quemados por el sol, nos habíamos echado poca crema protectora. Comimos por la zona del río y dimos una vuelta por el centro, donde nos encontramos con algún elemento bastante pintoresco.

Estuvimos por el centro hasta las cuatro de la tarde, hora en que habíamos quedado en ir a probarnos los trajes. A mi me quedaba pequeño el pantalón, así que me dijeron que volviera tres horas más tarde para volver a probar. Como no teníamos muchas ganas dar paseos bajo el sol, volvimos al hotel, a ponernos a remojo en la piscina.Después de la piscina, nos duchamos y dimos otra vuelta por el pueblo, hasta que llegó la hora de volver a probarme el traje. Mientras íbamos a la tienda, nos encontramos con Brody y le dijimos que habíamos quedado para cenar. Esta vez el traje estaba bien, así que lo dejé en el hotel y fuimos a tomar algo hasta que llegaron Catherine y Brody para ir a cenar.

Catherine nos dijo que otros australianos le habían recomendado un restaurante, así que fuimos. Allí nos encontramos con ellos y estuvimos hablando un rato. Nos dieron su dirección y teléfono, y nos dijeron que tenemos que ir a Australia, que estamos invitados a su casa. Por lo visto tienen una casa bastante grande y acogen gratuitamente a muchos viajeros.

Cenamos y, después de unas cuantas cervezas, nos despedimos y nos fuimos a dormir.


07-05-2008

Desayunamos en el hotel y nos dimos una vuelta por el pueblo. Antes de comer, volvimos al hotel y les dijimos que nos buscaran hotel en Hue. Nos enseñaron uno que tenía buena pinta y nos dijeron que eran 32 dólares por noche y habitación triple, así que les dijimos que reservaran. Llamaron por teléfono e hicieron la reserva, y a nosotros nos hicieron una factura. Nos pidieron 21 dólares por adelantado, a lo que respondimos que como ya habíamos tenido malas experiencias, no pagábamos nada por adelantado. Nos intentaron convencer, pero cuando les dijimos que podían cancelar la reserva, se resolvió el problema.A las 14 salimos puntualmente hacia Hue, donde llegamos a las 17:20 tras una parada de veinte minutos para descansar.


viernes, 13 de junio de 2008

De vuelta a Saigón

04-05-2008

A las 8:30 nos esperaba Chai con su Tuk tuk para llevarnos al aeropuerto. Es una forma original de llegar. El aeropuerto está bastante cerca de la ciudad, así que no tardamos mucho. Nada más llegar, cambiamos los pocos Riels que nos quedaban, facturamos y pagamos las tasas de salida de Camboya (25 dólares). Tuvimos que esperar poco tiempo para embarcar en el avión de hélices que nos llevaría de vuelta a Saigón en hora y cuarto.
Al llegar, volvimos a pasar los mismos controles de inmigración que unos días atrás, los mismos controles de seguridad, pero esta vez no me dejé el pasaporte en ningún sitio. Cuando salimos, fuimos a coger un taxi, así que tocaba discutir otra vez. Nos pedían cantidades enormes, así que le dijimos a uno que no le dábamos más que 110000 dongs y nos acabó llevando. Volvimos al mismo alojamiento de días antes, donde habíamos dejado pagada la habitación y habíamos puesto dos condiciones: Tres camas separadas y primer o segundo piso.
Cuando llegamos, nos dicen que tienen para nosotros una habitación de dos camas, o la misma de la otra vez, en la cuarta planta. En ese momento hubo que ponerse serios y pedir que nos devolvieran el dinero. Ante esto, nos dijeron que podían cambiar una cama de habitación para tener tres. Una vez más, si no te pones serio se intentan reir de ti.
Pasamos el resto del día vagando por la ciudad, ya que habíamos visitado los puntos principales el primer día.



Por la noche estuvimos tomando unas cervezas en un sitio donde además de las cervezas de botella, servían cerveza de barril en un formato curioso: una garrafa de plástico de un litro por 10000 dongs (0.40 euros). Pedimos una y no es que tuviera muy buen sabor... tenía un regusto final bastante raro. Pero bueno, al fin y al cabo nos lo bebimos todo, así que no estaría tan mala.



05-05-2008

Volvimos por enésima vez al aeropuerto de Saigón, esta vez para coger un vuelo hacia Danang, en la zona centro de Vietnam. Los billetes los compré desde España con la compañía Pacific Airlines, y nos costaron 25 euros por cabeza. De camino me acordé de que era el trigésimo quinto cumpleaños de Miguel, así que le felicitamos. Cuando embarcamos en el avión, vimos con sorpresa que nos habían dado asientos de salida de emergencia, que son bastante más amplios que los normales. Curiosamente, todos los que estábamos en estos asientos éramos occidentales.
La explicación más probable a esto es que las personas que ocupan estos asientos deben ser capaces de leer y entender unas instrucciones de emergencia... y allí van un poco cortos de entendimiento. También hay que ser capaz de abrir la puerta del avión y lanzarla y, teniendo en cuenta que pesa veinte quilos, es posible que no haya más de una docena de vietnamitas capaces de tal proeza.

miércoles, 11 de junio de 2008

Siem Reap y los templos de Angkor

02-05-2008

A las 8 nos esperaba Chai, nuestro conductor, con su tuk tuk a la puerta del hotel. Salimos hacia los templos de Angkor, pasando primero por la taquilla. La entrada de un día cuesta 20 dólares, y el pase de tres días, 40. Como íbamos a estar dos días, compramos el pase de tres y así nos ahorrábamos pasar por la taquilla el segundo día. En la misma taquilla te hacen una foto y la imprimen en el pase.
El primer templo que visitamos fue Angkor Vat. Estuvimos cerca de dos horas recorriendo el templo pertrechados con nuestras camisetas y pantalones largos, y una buena dosis de repelente de mosquitos. Una vez más, erámos practicamente los únicos en ir tan tapados. Cuando decidimos que ya teníamos bastante, volvimos a la entrada donde nos esperaba chai, y nos llevó a la ciudad de Angkor Thom. Allí empezamos por el templo de Bayon, y seguimos por Baphuon, Phimeanakas y la terraza de los elefantes. Después de esto, fuimos a comer. Cuando llegamos a la zona de los restaurantes (más bien chiringuitos), salía gente de ellos con la carta en la mano, diciéndonos que fuésemos a comer a su restaurante. Cogimos una carta y vimos que los precios estaban entre tres y cuatro dólares por plato. Sin llegar a decir nada, la señora nos vio pensativos y nos dijo directamente que nos dejaba los platos a dos dólares, así que fuimos a su restaurante.
Después de comer, nos dirigimos hacia el punto donde habíamos quedado con Chai. Por el camino nos asediaron niñas intentando vendernos cosas. Seguían casi todas un procedimiento curioso: jugar a las capitales. Te preguntaban por capitales de países, y si no acertabas te decían que tenías que comprar. Lo que pasa es que siempre preguntaban las mismas: Madagascar, Brunei y Australia... y encima yo las sabía, así que no hicieron mucho negocio. Por cierto, son Antananarivo, Bandar Seri Begawan y Canberra.
Una vez reencontrados con Chai, fuimos a ver algún templo más, entre los que se encontraba Ta Prohm, el templo de los árboles. Durante mucho tiempo los árboles han ido "ocupando" el templo, formando ya la parte más importante del espectáculo.
Chai:


Angkor Vat:


Bayon:


Ta prohm:


Cerca de las cuatro de la tarde decidimos que ya habíamos sudado lo suficiente, así que volvimos al hotel a ponernos un rato a remojo en la piscina.
Por la noche fuimos a que nos dieran un masaje jemer, que no es otra cosa que una forma de tortura por la que pagas. Por lo menos pagas poco, cinco dólares por cabeza. Tras esto, pues lo de siempre, cena y cervezas.


03-05-2008

Nuevamente salimos hacia los templos a las 8 de la mañana. Empezamos por Preah Kahn, y seguimos por Preah Neak Pean y Ta Sonh. Después fuimos a Banteai Srei, que es famoso por tener unos grabados muy bien conservados. Este templo está bastante lejos, tardamos unos cuarenta minutos en llegar en nuestro tuk tuk.
Comimos a la salida del templo y volvimos a la zona principal. Chai empezó a decir que un templo más y nos íbamos, pero le dejamos claro que eso lo decidíamos nosotros, ya que era lo que habíamos acordado. Vimos tres templos menores más, y después decidimos volve a Angkor Vat. Había mucha más gente que el día anterior, supongo que por ser sábado y por la tarde.
Después, decidimos volver al hotel Allí, pagamos a Chai por los dos días y quedamos en que nos fuera a buscar al día siguiente para llevarnos al aeropuerto.
Un baño el la piscina, unas cervezas, cena, más cervezas y a la cama.



Donde estuvimos tomando las cervezas después de cenar, nos encontramos con este curioso letrero:


"Por favor, respeta a nuestros niños. Un niño es alguien por debajo de 18 años. No dañes o abuses de nuestros niños."

sábado, 7 de junio de 2008

Un par de vídeos

El mismo día que llegamos a Saigón, tomando algo después de cenar.




La vista desde nuestra habitación en Phnom Penh.

miércoles, 4 de junio de 2008

De Phnom Penh a Siem Reap

01-05-2008
A las 7:30 salimos puntuales en autobús hacia Siem Reap. Cuando metimos nuestras mochilas en el maletero del bus, nos las etiquetaron y nos dieron los resguardos. Al menos resulta curioso que en un sitio tan caótico resulten tan ordenados. La mayoría de la gente eran camboyanos que llevaban cajas de cartón por equipaje.
El trayecto duró seis horas que incluyeron dos paradas de unos veinte minutos. En la segunda parada, cuando todavía quedaba hora y media para llegar a Siem Reap, nos abordó un personaje que decía que nos llevaba gratis a un hotel de Siem Reap. Evidentemente pasamos de él. En ambas paradas refrigeraban el motor echándole agua a mano.



Por el camino pudimos disfrutar de las carreteras camboyanas y de la forma de conducir asiática (pitando continuamente y adelantando por cualquier sitio, da igual que la línea sea continua, discontinua o inexistente, rectas, curvas o cambios de rasante). Nos encontramos con todo tipo de vehículos y cruzamos poblaciones por las que los animales campaban a sus anchas.



A las 13:30 llegamos puntualmente a Siem Reap y, mientras luchábamos para recuperar nuestras mochilas, luchamos también con las decenas de conductores de tuk tuk que nos asediaban para llevarnos a uno u otro hotel. Finalmente, ya con las mochilas en nuestro poder, nos dejamos llevar a buscar hotel por uno de ellos. El trato era que nos llevaría a varios hoteles hasta que nos gustara uno. El precio, un dólar. Después de dos hoteles en los que no tenían habitaciones triples con tres camas separadas, llegamos a uno que si, así que nos quedamos. El precio, 25 dólares por habitación. Dejamos las cosas en la habitación y hablamos con nuestro conductor para que nos llevara los dos días siguientes a los templos de Angkor. Nos propuso hacer el primer día un circuito por los templos centrales y el segundo ir a los lejanos. El precio, 45 dólares. Aceptamos y quedamos en que nos iría a buscar por la mañana.
Comimos en el restaurante del hotel y salimos a dar una vuelta. Como hacía demasiado calor y la ciudad no tiene gran cosa, decidimos volver al hotel y relajarnos en la piscina.
Al final de la tarde, salimos a tomar unas cervezas y cenar.

martes, 3 de junio de 2008

Phnom Penh

30-04-2008

Desayunamos en el restaurante del hotel y pagamos el tour de un día por la ciudad. Como no se había apuntado nadie más, teníamos que pagar por cuatro personas, es decir, cuarenta dólares. A las 8 nos esperaba la que iba a ser nuestra guía, y un coche con conductor.
Salimos hacia nuestro primer destino del día, los Killing Fields, a unos quince kilómetros del centro de la ciudad. Pagamos los dos dólares de la entrada (no estaban incluídas) y entramos. Se trata de uno de los campos de exterminio donde los secuaces de Pol Pot (los Jémeres Rojos) se dedicaban a cargarse a la población. Nuestra guía nos iba explicando lo que veíamos y lo que hacían en cada sitio. Vimos lo que habían sido fosas comunes y los lugares donde asesinaban al personal. Por lo visto las balas estaban muy caras, así que recurrían a la imaginación (principalmente golpes, asfixia con bolsas o agua y decapitaciones con hojas de palmera). Resulta bastante impactante.



Igual de impactante resultó la segunda visita del día. Fuimos a Tuol Sleng, que en su momento fue un colegio reconvertido por estos señores en prisión, donde hacían todo tipo de perrerías a los internos. Actualmente es un museo del genocidio camboyano. Allí se pueden ver las fotos que hacían a todos los internos y sus celdas. En algunos sitios quedan restos de sangre en el suelo. Hay una serie de pinturas que por lo visto son obra de un superviviente en las que se ven las atrocidades que se cometían tanto allí como en los Killing Fields.



La siguiente parada fue el mercado ruso. No es más que un mercado en el que por una parte se vende todo tipo de comida y cosas de uso diario, y por otra parte cosas más dedicadas a los turistas. Compramos tres camisetas por seis dólares y continuamos nuestro viaje.A las 12 del mediodía nos dejaron en el hotel para que descansáramos un poco y comiéramos, quedando en vernos en el mismo sitio dos horas después. Para comer, como la gastronomía camboyana no es muy variada, nos metimos a un chino, donde comimos muy bien. A las dos de la tarde nos estaban esperando nuestra guía y el conductor, así que continuamos el tour viendo el monumento a la victoria, el palacio real y el museo nacional, terminando a las cinco de la tarde. Volvimos a nuestro hotel y los conductores de tuk tuk que había en la puerta se nos abalanzaron ofreciéndonos ir a pegar tiros o ir a tomar algo a la zona del río. Le dijimos a uno que iríamos al río más tarde, y dijo que nos esperaba. Estuvo esperando cerca de hora y media, porque primero estuvimos descansando un poco en la habitación y después fuimos cerca de una hora a internet. Nos llevó en su tuk tuk a la zona del río (riverside), que no es más que una zona llena de bares y restaurantes.Nos sentamos en uno de los bares y pedimos unas cervezas. Comenzó a pasar gente vendiendo todo tipo de cosas, y compré una guía Lonely Planet de Camboya en el top manta de guías. Son guías fotocopiadas, pero en color y con muy buena calidad.


Después de esto, llegó el "freak show": gente exhibiendo sus miembros ausentes, deformes o amputados y pidiendo (exigiendo) que les dieras dinero. En algunos casos, las amputaciones o malformaciones eran demasiadas, y eran otras personas las que paseaban al infortunado. Lo mejor de todo es que se enfadaban cuando les decías que no les dabas nada.
Después de cenar, aparecieron unos holandeses que habíamos conocido en la excursión del Delta del Mekong. Nos contaron que iban a ir también a Siem Reap el día siguiente, pero iban en taxi. Habían comprado una estatua de Buda demasiado grande como para meterla en un autobús.Tras la cena volvimos en tuk tuk al hotel y nos acostamos.