jueves, 4 de septiembre de 2008

Y esto es todo

Por fin termino el relato del viaje. Por falta de tiempo, esta vez he tardado más de la cuenta (ya hace más de tres meses que volvimos). Próximamente pondré los gastos totales del viaje y una selección de vídeos.

La vuelta

19-05-2008

Nos levantamos nada menos que a las cinco, bajamos a recepción y en unos minutos nos fueron a buscar. De camino al aeropuerto nos esperaba la última aventura del viaje. Cuando ya se veía el aeropuerto... pinchamos una rueda!! El conductor nos dijo que no nos preocupáramos, que en cinco minutos tenía la rueda cambiada. Al final fueron veinticinco minutos en los que hubo que ayudarle, pero como íbamos bien de tiempo llegamos sin problemas al aeropuerto.
Embarcamos puntualmente y nos llevamos la agradable sorpresa de ver que nos habían puesto en la salida de emergencia, lo que significa que tienes espacio de sobra para estirar las piernas. Así se nos hizo más llevadero el primer vuelo de siete horas hasta Doha.


Al llegar, teníamos muy poco tiempo para cambiar al vuelo a Madrid, así que nos dimos prisa y embarcamos puntualmente. De camino, conseguí conectarme con el móvil a una red inalámbrica y pude ver que el Racing había ganado la noche anterior al Osasuna en la última jornada, clasificándose así para la UEFA.
Embarcamos en el vuelo a Madrid y tras otras siete horas, llegamos a nuestro destino. Tristemente, las vacaciones se habían terminado, y al día siguiente tocaba trabajar.


Bangkok

Como punto final a nuestro viaje, pasaríamos tres días en la capital de Tailandia. Llegamos puntualmente pasadas las 11 de la mañana, recogimos nuestras mochilas y nos dispusimos a salir en busca de un taxi que nos llevara al hotel. Antes de salir, fuimos a un cajero a sacar dinero Tailandés y 10000 Baht (50 Baht es un euro). El hotel lo habíamos reservado dos días antes desde Hanoi, a través de Hostelworld. Como era el final del viaje, decidimos ir a un hotel algo mejor de lo acostumbrado, así que nos gastamos la friolera de 48 euros por noche (entre los tres) en un hotel muy céntrico (en una calle paralela a Khao San), con piscina y un buen buffet de desayuno. Cuando hice la reserva, mandé un correo al hotel preguntando cuanto cuesta el taxi desde el aeropuerto, y me dijo que entre 300 y 400 Baht.
Mientras salíamos del aeropuerto, nos asediaba gente de agencias que decían que nos llevaban al centro por 1000 Baht... lo que era un timo. Nada más salir a la calle, nos encontramos con un puesto de taxis oficiales. Dices a dónde vas, lo apuntan en un papel y se lo das al conductor. Nos dirigimos al taxi, dejamos las mochilas en el maletero y me dispuse a subir al asiento del copiloto... encontrándome con un volante (he de admitir que desconocía que en Tailandia se condujera por la izquierda). Finalmente cada uno ocupó su sitio y nos dirigimos al hotel, al que llegamos después de dar un par de vueltas por las calles adyacentes.
Los dos días y medio que estuvimos en Bangkok los dedicamos a ver los puntos principales de la ciudad, desplazándonos en taxi y tuktuk. Hay que tener cuidado con los taxistas, porque unos cuantos se niegan a usar el taxímetro, intentando pactar precios excesivos. En este caso lo mejor es bajarse y pasar al siguiente.




Como anécdota, cogimos un taxi al palacio real (un destino que suponíamos que todos los taxistas conocen, sobre todo teniendo en cuenta la pasión que profesan hacia la familia real). Pues bien, salimos, activó el taxímetro... y fue por un camino incorrecto. Nos dimos cuenta, sacamos un mapa y vimos por donde íbamos. Como el taxista vio que nos habíamos dado cuenta, dijo que nos cobraba sólo cuarenta Baht (un precio justo) y apagaba el taxímetro. Después de dar varias vueltas, pasando en una de ellas a escasos metros del palacio, y de guiarle nosotros con nuestro mapa, llegamos. Cuando le fuimos a dar los cuarenta Baht, nos dijo que "no money". Pensamos que o bien se sentía avergonzado por haberse perdido, o bien estaba un poco acojonado y pensaba que le íbamos a quemar el coche.


El último día (el 18 de Mayo), Marce tenía su vuelo a las once de la noche, así que nos despedimos y se fue al aeropuerto en un taxi que cogimos en el hotel por 500 Baht (después de regatear). Aprovechando el regateo, pedimos otro para nosotros para la mañana siguiente.


Tras la marcha de Marce, Miguel y yo dimos una última vuelta por Khao San, cenamos, tomamos algo y nos fuimos a dormir un poco deprimidos porque llegaba el final de las vacaciones.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Tam Coc y de nuevo en Hanoi

14-05-2008

A las 8:15 salimos de excursión a Tam Coc, a conocer lo que llaman "La Bahía de Halong de los arrozales". El viaje resulta infernal, en un minibús de unas treinta plazas con calor y dando botes todo el camino. Tardamos algo más de dos horas entre que vamos recogiendo a más gente por Hanoi y llegamos al destino. Lo primero que vemos es una pagoda sin mucho interés (supongo que el objetivo de esta visita es sólo rellenar el viaje), y después vamos a Tam Coc, a veinticinco kilómetros. Nada más llegar, comemos en un restaurante en el que hay un buffet (poca calidad pero por lo menos la comida es abundante), donde sólo pagamos las bebidas, ya que las comidas están incluidas con la excursión.
Tras la comida, nos dirigimos al embarcadero y vamos subiendo en las barcas. Como sólo pueden ir dos personas en cada una, vamos en una Miguel y yo y a Marce le juntan con una chica alemana bastante "fuertecita" que venía en el autobús cargada con una buena mochila, paraguas e incluso un forro polar. En cada barca hay un remero principal, una señora que rema a veces y una caja metálica que tiene pinta de pesar bastante.



El viaje de ida dura unos tres cuartos de hora, durante los que atravesamos tres cuevas. Al final de la tercera se ven muchas barcas con vendedores, por lo que podemos adivinar que es el final del viaje de ida y el principio del episodio surrealista que relatan en la guía Lonely Planet. La señora de nuestra barca nos dice que está cansada, que son seis kilómetros de camino. Acto seguido, aparece una barca con un par de vendedores que nos quieren vender recuerdos y cosas varias. Como pasamos bastante del asunto, señalan a nuestra remera y nos dicen que compremos una bebida para la señora, que está muy cansada porque ha estado remando seis kilómetros. Pasamos igualmente, así que emprendemos el viaje de vuelta. Hacia la mitad del camino, la señora deja de remar y se quita los guantes y el pañuelo con el que se cubría la cara. Abre la caja misteriosa y nos empieza a enseñar tapices y porquerías varias. Como ve que pasamos del asunto, vuelve a los remos. Al poco tiempo, nos cruzamos con otra barca que está en el camino de ida, paramos, y hacemos un cambio: La señora y la caja se van a la otra barca y nosotros nos quedamos con otro remero. Así, llegamos al punto inicial del viaje, nos piden propina, por enésima vez decimos que no y nos bajamos a esperar a Marce.



Tarda en llegar unos quince minutos, ya que su compañera ha estado comprando de todo, incluso la bebida para la señora, que por supuesto, se guardó sin beber. Según la Lonely Planet, se la revende al vendedor.Cuando llegamos todos, volvimos al autobús infernal en el que tras muchos botes, frenazos y pitidos, llegamos a Hanoi sobre las seis de la tarde.
Tras descansar un poco en el hotel, vamos a tomar unas bia hoi. Mientras estamos tranquilamente sentados, suena una sirena y la dueña del local nos dice que nos levantemos todos, mientras recoge todas las mesas y sillas que hay en la calle. Pasan unos policías con cara de ir perdonando vidas, y medio minuto después, vuelven a colocar todo en su sitio y nos volvemos a sentar.Después de dar una vuelta, cenamos y nos acostamos.



15-05-2008

Nos levantamos a las 7 y vamos a ver el mausoleo de Ho Chi Minh (o el tío Ho, que le llaman allí). Hay que pasar por unos cuantos controles de seguridad, dejar en la entrada las cámaras de fotos en una consigna, hacer cola (que va bastante rápido), para ver un cadáver, o una estatua de cera según las malas lenguas (la verdad es que parece más lo segundo que lo primero). Con nosotros entraron unos grupos de escolares de unos seis años que al pasar junto al elemento en cuestión ni miraban... los pobres no sabían ni lo que era eso. A la salida, pasamos por otra consigna donde recogemos las cámaras y móviles que habíamos dejado en la entrada.



Tras el mausoleo, vamos al museo de Ho Chi Minh (sólo tiene fotos y poco más), al templo de la literatura y la pagoda del pilar único.


Volvemos andando hacia el centro y paramos a medio camino a tomar algo y a comer. La tarde la dedicamos a comprar algunos pequeños regalos de recuerdo para la familia... descubriendo que Hanoi es mal sitio para esto, ya que hay poco material y de poca calidad.
Cuando volvemos al hotel, pagamos la cuenta y dejamos pedido un taxi para la mañana siguiente a las 6, ya que nuestro vuelo hacia Bangkok sale a las 9 de la mañana.
Volvemos a tomar unas cervezas al sitio del día anterior, y vuelve a pasar la policía... probablemente pase todos los días.

16-05-2008

Nos levantamos a las 5:20, recogemos todo y, antes de irnos, juntamos las tres camas a modo de "cama triple"... para bromistas nosotros.
Preguntamos en recepción por el taxi y nos dicen que lo habían apuntado para las seis de la tarde, así que nos dicen que llaman a otro y mientras tanto podemos desayunar. La chica de recepción le dice a uno que pasaba por allí que nos haga el desayuno, y tras discutir un poco con ella, accede a regañadientes.
Salimos sobre las 6:30 y llegamos en 45 minutos al aeropuerto. Facturamos, pasamos el control de seguridad... y vemos que no hay ningún sitio donde cambiar los dongs que nos quedan (casi un millón). Pregunto a la dependienta de una tienda y me dice que nos lo puede cambiar ella, pero con 5$ de comisión y a razón de 17000 dongs, un dólar. Aceptamos, porque no nos queda otra y embarcamos puntualmente en nuestro vuelo de Air Asia a Bangkok, poniendo fin a nuestra estancia en este bonito país lleno de estafadores, vagos y maleantes.